domingo, 7 de febrero de 2010

"Tú, él: Yo"


Nos sentamos los tres en la sala a tomar una copa. La habitación se impregna de una tensión sexual irrefrenable. Su mirada excitada se cruza con la nuestra. Te paseas provocadora delante de nosotros y te sientas frente a mí. Sabes leer en la mirada. Adivinas mis pensamientos. Sabes como provocar mi excitación y como dominar mis sentidos. Presientes lo que sucede en mi interior y lo mismo sucede con él. El silencio entre las dos es tenso y excitante. No pienso en nada hasta que él se acerca por detrás y me susurra:


"Mírala, está preciosa y hoy quiere que entregues algo que está esperando ansiosa. Le podrías pedir lo que quisieras y ella te lo daría. Quiere entregarse a ti y me gusta verla así". Su voz varonil y la intensa mirada que nos observa me excitan aun más. Mi mente dibuja una imagen de ti y mi voz temblorosa te la cuenta: "Te deseo en este instante tumbada en la alfombra. Quiero verte semidesnuda y entregada a tus deseos. A los míos". Sin dejar de mirarme, sonríes y me obedeces. Acaricias lentamente cada centímetro de tu cuerpo. Deslizas tus dedos hábiles por tu cuello con la mirada insinuante.


Sé que estás mojada y logras encender aún más la pasión. Sin dejar de observarme, una de tus manos se dirige hacia los pechos mientras que la otra sigue el camino del deseo bajando por tu vientre. Tus piernas se separan ligeramente para recibir a esos dedos calientes que desean empaparse de la humedad del sexo que espera. Sin dejar de observarte me doy cuenta de que él está pegado a mi espalda. Siento su aliento en mi nuca y cómo suavemente desliza las manos sobre mis hombros buscando los pezones que tengo totalmente erguidos.


- Te está llamando- murmura.- Mira su piel erizada por lo caliente que está al tenerte aquí con nosotros- Presto atención a sus palabras y decido acercarme a tu cuerpo. Estoy excitada y ansiosa de ti. Miles de palabras pasan por mi mente pero sólo son estas las que acierto a pronunciar: " Quiero meter dos dedos en tu interior, moverlos dentro de tu ardiente y húmedo coño. Quiero que explotes en mis manos. Que derrames tu éxtasis entre mis dedos. Quiero saborear hasta la última gota que salga de tu cuerpo". Mi voz te enloquece y tu respiración se acelera con ritmo jadeante. Apenas entre susurros me suplicas: " Ponte encima. Arráncame la poca ropa que llevo. Fóllame y muérdeme todo el cuerpo". Ahora disfrutaremos las dos del placer que la simple visión de nuestro juego le ha proporcionado. Ahora nos dedicaremos a provocarle con descaro y pasión. Durante las próximas horas desataremos más lujuria de la que le hemos regalado mientras nos miraba...

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